jueves, 21 de enero de 2010

Los huevones privilegiados empleados de Luz y Fuerza

El objetivo del presente artículo es explicar, a mis amables lectores, por qué los empleados de la ahora extinta paraestatal, Luz y Fuerza del Centro, eran parásitos laborales que devoraban como barriles sin fondo los recursos del erario público, debo explicarles -y aquí usaré todos mis trucos comparativos, deductivos y expresivos- porque en México NO estamos familiarizados con diputados, gobernadores y presidentes que vivan como reyes a costa del erario y que no generan empleos como lo prometieron en campaña.

Luz y Fuerza del Centro era una compañía en quiebra, insostenible, que estaba a merced de un grupo de personas corruptas, ineficientes, flojas, colocadas en su puesto por dedazo sin tener los conocimientos necesarios para ocupar el cargo y claro me refiero al gabinete... perdón, quise decir, al Sindicato de Electricistas, quienes demostraron su capacidad destructiva al acabar con las finanzas de la Paraestatal pese a no tener poder para decidir sobre las tarifas eléctricas, los modos de la producción eléctrica y ni siquiera de a quienes cobrarles el servicio.

La decisión de finalizar la existencia de LyF estuvo bien fundada en cifras abrumadoras, con el subsidio destinado cada año a esta empresa se podrían duplicar los recursos para el programa Oportunidades, mantener en operación por dos años a la UNAM o incluso, siempre y cuando no pidiera postre, alimentar por tres días a Agustín Carstens. Algunos señalarán que no se daba mucho dinero a Luz y Fuerza, sino que se destina muy poco al combate a la pobreza, pero esa es la belleza de los pobres: nada es "muy poco" para ellos.

No culpemos al presidente por el fracaso, en dado caso habría que buscar culpables en los encargados del sector energía en sexenios pasados, como el de Fox, cuando el Secretario de Energía hizo un pésimo trabajo, un tal señor.... olvídenlo, ya vi quién fue y no vale la pena buscar su nombre, es un don nadie. El punto es que los extrabajadores de LyF son unos privilegiados y había que terminar con ellos; en eso todos me darán la razón, pues quien podría desmentir que quien tiene trabajo en el presente sexenio es ya un privilegiado... y con prestaciones, bueno, merece lo peor.

Y ni hablar de su mediocre defensa, amparándose tan sólo en la constitución: "fue ilegal el despido, fue ilegal la ocupación policíaca,  es ilegal que el 40% de la energía la produzcan empresas privadas que nos venden la energía más cara del mundo" pff, qué ridículos, si la Constitución fuera tan buena y necesaria de leer como dicen, alguien ya la habría hecho película.

Todo eso puede ser objeto de discusión, pero donde de plano se pasaron la raya, fue cuando mandaron al pelón ese a pedir mil 500 pesos casa por casa, de una forma cínica y agresiva; justo cuando el pueblo mexicano estaba ya muy sensible por otro pelón que les pedía su sueldo íntegro, a través del ISR, el IETU, el IVA y la gasolina. En fin, incomprensible.

Me alegro por el despido de los 44 mil trabajadores de Luz y Fuerza, me alegro porque con la Comisión Federal de Electricidad tenemos por fin apagones de clase mundial y no los apagoncitos de sólo minutos a los que nos tenían acostumbrados en el centro del país, me alegro porque el Gobierno Federal envió un claro mensaje de fomento al trabajo, al recordarle a los mexicanos que hay riesgo de perderlo en todo momento, me alegro porque se hizo justicia y los huevones a costa del erario, son -una vez más- exclusiva de los Pinos y su Gabinete.

domingo, 17 de enero de 2010

Todos contra el matrimonio entre Homosexuales

Desde tiempos ancestrales, los homosexuales han sido una calamidad para el mundo y múltiples ejemplos sirven para ilustrar lo problemáticos que son; primero acabaron con la carrera (y la cara) del "Fabiruchis", luego le cortaron mal el cabello a Javier Bardem en Sin Lugar para los Débiles y ahora esto: quieren casarse.

El matrimonio, como lo dice la Biblia, es sólo el que ocurre entre una mujer, un hombre y su metiche, escandalosa y gorda suegra por el resto de la vida, dónde está la confusión que permite a los homosexuales creer que ellos tienen derecho a esa hermosa unión de reclamos, infidelidades y frustraciones sexuales que es el matrimonio? No tienen derecho porque no es lo normal ni lo católicamente correcto!

No es normal ser homosexual, lo dijo muy bien Esteban Arce y yo lo apruebo porque lo dice alguien que es doblemente normal (y moral), normal en un principio porque lo normal en México es no terminar ni la primaria y normal también porque es de lo más común escuchar comentaristas ignorantes en televisión.

Aún así, dejando a un lado por el momento el argumento de lo "normal", es imperdonable que permitamos a los homosexuales sostener una relación civil y más aún adoptar a un niño, esas pobres criaturas no tienen el criterio suficiente para entender porque tienen dos padres del mismo sexo que lo llenan de amor, mientras sus amiguitos normales en la primaria tienen un papá, una mamá, un nuevo novio de mamá y una secretaria cariñosa de papá. Pueden ver la diferencia entre una familia hereje blasfema homosexual y una hermosa católica heterosexual pareja divorciada?

Y en cuestión de valores y educación, la pareja homosexual jamás podrá proporcionar la formación integral que hoy le dan los heteresexuales a sus hijos sentándolos frente al televisor ocho horas al día, viendo programas masculinos como los Teletubies y Barney o encargándolos con personas de confianza, como los sacerdotes de la iglesia quienes pueden cuidar a los niños en el tiempo libre que tienen entre misas y llamados a testificar por acusaciones de pederastia.

El mundo y nuestra sociedad funcionan con la forma en que actualmente los administramos y no veo razón alguna para arriesgarse a perder todo lo que hemos construido sólo por respetar el derecho que tiene una minoría de formar una familia fundada en el cariño y el respeto con la persona a la que ama, para mejorar la calidad de vida en todos los aspectos, como si de eso se tratara el matrimonio civil y la constitución que lo sustenta.