Luz y Fuerza del Centro era una compañía en quiebra, insostenible, que estaba a merced de un grupo de personas corruptas, ineficientes, flojas, colocadas en su puesto por dedazo sin tener los conocimientos necesarios para ocupar el cargo y claro me refiero al gabinete... perdón, quise decir, al Sindicato de Electricistas, quienes demostraron su capacidad destructiva al acabar con las finanzas de la Paraestatal pese a no tener poder para decidir sobre las tarifas eléctricas, los modos de la producción eléctrica y ni siquiera de a quienes cobrarles el servicio.
La decisión de finalizar la existencia de LyF estuvo bien fundada en cifras abrumadoras, con el subsidio destinado cada año a esta empresa se podrían duplicar los recursos para el programa Oportunidades, mantener en operación por dos años a la UNAM o incluso, siempre y cuando no pidiera postre, alimentar por tres días a Agustín Carstens. Algunos señalarán que no se daba mucho dinero a Luz y Fuerza, sino que se destina muy poco al combate a la pobreza, pero esa es la belleza de los pobres: nada es "muy poco" para ellos.
No culpemos al presidente por el fracaso, en dado caso habría que buscar culpables en los encargados del sector energía en sexenios pasados, como el de Fox, cuando el Secretario de Energía hizo un pésimo trabajo, un tal señor.... olvídenlo, ya vi quién fue y no vale la pena buscar su nombre, es un don nadie. El punto es que los extrabajadores de LyF son unos privilegiados y había que terminar con ellos; en eso todos me darán la razón, pues quien podría desmentir que quien tiene trabajo en el presente sexenio es ya un privilegiado... y con prestaciones, bueno, merece lo peor.
Y ni hablar de su mediocre defensa, amparándose tan sólo en la constitución: "fue ilegal el despido, fue ilegal la ocupación policíaca, es ilegal que el 40% de la energía la produzcan empresas privadas que nos venden la energía más cara del mundo" pff, qué ridículos, si la Constitución fuera tan buena y necesaria de leer como dicen, alguien ya la habría hecho película.
Todo eso puede ser objeto de discusión, pero donde de plano se pasaron la raya, fue cuando mandaron al pelón ese a pedir mil 500 pesos casa por casa, de una forma cínica y agresiva; justo cuando el pueblo mexicano estaba ya muy sensible por otro pelón que les pedía su sueldo íntegro, a través del ISR, el IETU, el IVA y la gasolina. En fin, incomprensible.
Me alegro por el despido de los 44 mil trabajadores de Luz y Fuerza, me alegro porque con la Comisión Federal de Electricidad tenemos por fin apagones de clase mundial y no los apagoncitos de sólo minutos a los que nos tenían acostumbrados en el centro del país, me alegro porque el Gobierno Federal envió un claro mensaje de fomento al trabajo, al recordarle a los mexicanos que hay riesgo de perderlo en todo momento, me alegro porque se hizo justicia y los huevones a costa del erario, son -una vez más- exclusiva de los Pinos y su Gabinete.